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Mostrando entradas de febrero, 2011

CUM DOLOR ET SPES

Para Aida Te hiciste presente en mi vida como compañera. Te vi por los pasillos. Crucé contigo algunas pocas palabras… ¡Y partiste! La noticia de tu ida me llegó hondo… Y me duele… Me duele tu muerte, tu partida, pero mucho más me duele el haber pasado a tu lado y no haberte conocido, el no haber compartido vida… Por ello te debo algo tras tu muerte; compartir algo de mi pobre vida contigo. Y no sé otra cosa que hacer que pensar, poco y mal, pero es lo que soy o al menos aspiro a ser… Para ti, y los que te conocen y quieren, estas mis pobres palabras: Cum dolor et spes . Cum dolor Hablar de la muerte resulta doloroso. ¿Por qué? Porque la muerte no lo es en tercera persona, la muerte es mi muerte. La muerte se me da como dolor. Y el dolor no es más que una de las manifestaciones del mal. La muerte es la afectación radical del mal sobre mí y el dolor de la muerte, de los que me rodean, como un preanuncio del mal que me acecha. Pero dicha muerte, mi muerte, no da