¡HUID DEL ZOMBIE! (Carta a mis alumnos de 2º de Bachillerato del IES Emperatriz María de Austria)
No
podéis iros sin que os escriba unas letras. Ayer no os dije nada en público
porque creo que hay cosas que hay que decir despacio y de forma mucho más
cercana y que el ambiente de ayer no
permitía.
No
soy hombre de tópicos. Los tópicos tienen el problema de sonar bien y no decir
nada por lo que os aviso de que si algo de lo que os escribo suena bien, no
penséis que es un tópico. ¡No! Lo digo en serio.
¿Qué
me gustaría deciros al finalizar este intenso curso?
Lo
primero que lo fundamental no es que hayáis aprobado el bachillerato, ni que
aprobéis la P.A .U.
Ni siquiera que tengáis nota en la carrera con la soñáis. No. Eso no es lo
fundamental. Eso són sólo cómos, medios.
Los
cómos son importantes pero sólo si uno tiene un porqué, una razón. ¿Tenéis una
razón? Si no la tenéis, ¿la buscáis?
Esa
es la cuestión. ¿Qué proyecto tenéis en vuestra vida? ¿Cuáles son vuestros
ideales, vuestros valores, vuestras razones, vuestro porqué?
Si
no tenéis ese porqué o si ni siquiera lo habéis buscado, todavía no habéis
salido de la niñez o de la adolescencia.
Es
necesario que busquéis dentro de vosotros. Es necesario que intentéis encontrar
no vuestra profesión sino qué tipo de mujer u hombre queréis ser. Que
descubráis en qué valores se traduce ese tipo que buscáis y que empecéis a
vivir conforme a esos valores para instaurar en vosotros virtudes que os lleven
a crecer, a acercaros a ese modelo al que debéis tender.
Pero
no cualquier porqué vale. Sólo aquellos que hagan justicia a vuestra condición
humana. Sólo aquellos que os exijan sacar lo mejor de vosotros mismos, aquellos
que no os dejen vacíos, aquellos que os saquen de vuestra comodidad y de
vuestro egoísmo y que os lleven siempre al encuentro serio y profundo con los
otros. Aquellos que os muevan no a ser los más ricos ni los más poderosos ni
los que más placeres obtienen sino que os acerquen más al que tenéis a lado y
que os hagan ver en ellos a un ser único, irrepetible e insustituible por el
que merece la pena dar la vida.
Eso
es lo que os puede hacer auténticos, plenos. Si no, viviréis superficialmente y
desperdiciaréis vuestra vida. Y la vida que se escapa entre las manos es una
vida que no vuelve, que no fructitica, que no fecunda, que no crece. Es una
vida muerta. No seáis zombies en vida. Walking
Dead está bien para pasar el rato pero no para vivir. Hay que huir del
zombie, no serlo.
Huid
para ello de lo políticamente correcto. No os dejéis contagiar y llevar por la
superdicialidad del mundo que os rodea. Pensad las cosas pero pensadlas con
criterio y para ello buscad respuestas, formad vuestra razón y vuestro juicio.
No viváis de prejuicios, no os convirtáis en aquellos que critican todo porque
por el mero hecho de criticar se creen mejores y más libres.
Formad
también vuestra voluntad. Planteaos metas con criterio, racionalmente pensadas,
y luchad por ellas. Sed firmes en vuestros propósitos y si os caéis, lenvantaos
porque no hay que cansarse nunca de estar empezando siempre. Lo importante es
que siempre os levantéis y sigáis luchando por conseguir la meta.
No
os olvidéis de vuestros sentimientos pero no caigáis en el sentimentalismo. El
sentimiento no es ciego, es lúcido, ve con claridad y se alegra con lo que
vuestra razón ve y vuestra voluntad obra. Si no es así, estaréis ante el ciego
sentimentalismo que parece muy bonito de momento pero que os dejará vacíos
porque es tremendamente superficial y lo superficial no puede llenar el corazón
humano que está hecho para lo grande no para lo pequeño.
Y
pensad siempre que no estáis sólos. Vivís con otros y tenéis que vivir para
otros. Algún fiósofo decía que el infierno son los otros y lo decía
equivocándose. Los otros pueden ser el infierno si cada uno vivimos para
nosotros mismos o si nos diluimos en la masa,
pensando que el odio, la confrontación es el motor de la historia. El
odio, la confrontación sólo genera odio y
es antihumano, destruye al hombre, a todo hombre.
Frente
a ello pensad que el paraíso está en los otros. Sólo el que descubre el rostro
del que tiene al lado y empieza a quererle es el que está en disposición de
hacer su vida grande. Pero esto requiere
entrega y sacrificio. Y la entrega no es fácil y el sacrificio duele. Pero sólo
el que apuesta por el rostro de un tú
puede descubrir su auténtico rostro y empieza a ser humilde porque el humilde es el
que se da cuenta de todo lo que le queda por crecer, de todo lo que le queda
por amar al que tiene al lado. Ahí cobrará sentido todo. Sólo ahí. Por ello
decía Agustín: “Ama y haz lo que
quieras”.
Esto
es lo que he querido enseñaros. Es lo que he querido daros cada vez que he
entrado a clase, cada vez que os he hablado, cada vez que me he alegrado y
enfadado con vosotros, cada vez que os he exigido y he sido blando. Eso es lo
que he querido que tradujeran mis actos, mis respuestas a vuestras preguntas –ahora
me entenderás Paola-, mis gestos, mis miradas, mis silencios… He querido
transmitiros esa alegría que salta en mi cabeza y en mi corazón y que no sé muy
bien expresar y que me da la certeza y el convencimiento de que ser persona es
un regalo. Un regalo inmerecido que he recibido y que no puedo desperdiciar y
un regalo que me gustaría que todos descubriérais que también habéis recibido y
por ello tenéis que hacer que vuestra vida sea extraordinaria.
Sé
que no lo he hecho bien y os pido perdón pero en ello sigo y espero que os
animéis a asumir el reto que os lanzo.
Con
inmenso cariño para todos y cada uno de vosotros:
José Javier